"De cara a 2024, consideramos atractivo el contexto para la renta variable europea. Las valoraciones y el sentimiento reflejan una perspectiva mucho más pesimista sobre el crecimiento y los beneficios que en EEUU o Japón", argumenta.
"Estamos en un momento en el que los principales indicadores económicos europeos están fluyendo al alza y la exposición a China abre posibilidades alcistas en un entorno en el que la transición energética podría recuperar popularidad", añade.