Por Gabriel Stargardter
RÍO DE JANEIRO (Reuters) - En 2018, el traficante de cocaína convicto Slobodan Kostovski huyó de una prisión brasileña y volvió a Europa con un pasaporte falso.
El serbio cayó rápidamente en los viejos hábitos, dijo la policía. En agosto, Kostovski fue detenido en Belgrado, acusado de transportar 2,7 toneladas métricas de cocaína desde Brasil a bordo de una embarcación de 22 metros detenida cerca de las Islas Canarias españolas.
Apodado "el General" por sus socios, había estado traficando con "grandes cantidades" de polvo a "Europa durante un largo tiempo", escribió la policía serbia en un informe de inteligencia de 2022 obtenido en exclusiva por Reuters.
Kostovski, que ahora tiene 70 años, llevaba años viviendo en Brasil. Su residencia le permitió forjar fuertes lazos con productores de cocaína en Colombia, Bolivia y Perú, y organizar el transporte marítimo de la droga a Europa, según el documento serbio.
Kostovski, que aún no se ha declarado culpable, se encuentra ahora en una cárcel de Belgrado a la espera de juicio, según una portavoz de la fiscalía superior. Su abogado, Stefan Jokic, no quiso hacer comentarios.
El regreso de Kostovski a Europa en 2018 coincidió con un momento propicio para el comercio de cocaína en el continente. A medida que la producción sudamericana aumentaba en la última década, los traficantes balcánicos estaban en una posición perfecta para alentar la demanda europea, dijeron autoridades.
Ahora dominan la compleja logística de trasladar la coca desde los laboratorios de producción andinos hasta los vendedores callejeros de París, Londres y Berlín, contribuyendo a transformar Europa en el primer mercado mundial de cocaína, según información de Reuters.
Lo han conseguido aprovechando los contactos delictivos en las comunidades de la diáspora balcánica a ambos lados del Atlántico e infiltrándose en el sistema de transporte marítimo que mueve aproximadamente el 90% del comercio mundial de mercancías, según funcionarios antinarcóticos estadounidenses, europeos y latinoamericanos.
"Cuando hablamos de envíos a gran escala para abastecer al continente europeo, el único grupo hegemónico son los Balcanes", dijo Ivo Silva, detective de la policía federal brasileña que investigó a Kostovski a finales de la década de 2000 en el marco de la Operación Niva, una de las primeras grandes pesquisas sobre traficantes de cocaína balcánicos que operaban desde Brasil.
Los grupos de traficantes de los Balcanes han evitado la estructura territorial jerárquica de los cárteles de México y Colombia, y en su lugar trabajan en pequeñas células muy móviles, secretas y capaces de transportar cargas de cocaína asombrosamente grandes, según las autoridades antidroga.
Aunque las bandas no son monolíticas y han tenido sus propias luchas sangrientas e intestinas, las fuerzas del orden han bautizado colectivamente a estas camarillas como el cártel de los Balcanes. Sus redes han resultado difíciles de penetrar y aún más de derrocar.
"El cártel de los Balcanes no tiene una estructura jerárquica estricta", dijo a Reuters un antiguo funcionario de la Agencia Antidroga de Estados Unidos (DEA) que ha investigado a estas bandas. "No hay padrino".
Las huellas dactilares de los Balcanes pueden encontrarse ahora en la mayor parte de la cocaína que entra en Europa cada año, dijeron funcionarios antinarcóticos estadounidenses y europeos.
El Centro de Análisis y Operaciones Marítimas, una agencia europea que coordina las redadas de narcóticos en aguas del Atlántico, dijo que el año pasado se incautó en el mar un récord de 9,11 toneladas métricas de cocaína vinculada a criminales balcánicos, un aumento del 300% desde 2015.
Los últimos datos sobre incautaciones sugieren que la oleada de cocaína en Europa -y los traficantes balcánicos que la impulsan- no se está frenando.
En el puerto belga de Amberes, principal puerta de entrada europea de la cocaína sudamericana, las autoridades incautaron el año pasado la cifra récord de 116 toneladas métricas. Las aduanas neerlandesas incautaron casi 60 toneladas métricas en 2023, casi una quinta parte más que en el año previo.
La región de los Balcanes es una península del sureste de Europa que se extiende desde el mar Adriático hasta el mar Negro.
Aunque las definiciones geográficas difieren, entre los países considerados balcánicos se encuentran Albania, Bosnia y Herzegovina, Bulgaria, Croacia, Kosovo, Montenegro, Macedonia del Norte, Serbia, Eslovenia y Rumania. Las autoridades afirman que la larga historia de navegación, contrabando y migración de la región ha sido fundamental para el auge de los traficantes.
Este artículo se basa en miles de páginas de registros policiales, informes de inteligencia y documentos judiciales de Europa, Estados Unidos y Latinoamérica, así como en entrevistas con más de dos docenas de funcionarios a ambos lados del Atlántico.
El material retrata a los traficantes balcánicos como un grupo emprendedor de especialistas en logística injertados en cada eslabón de la cadena de suministro de cocaína, una posición que los ha hecho indispensables para otras organizaciones que buscan mover cargas fuera de Sudamérica.
Los delincuentes de los Balcanes "están más que encantados de trabajar con israelíes, neerlandeses, suecos, dominicanos, tríadas chinas", dijo el exfuncionario de la DEA. "En realidad, trabajan con cualquiera".
Sin embargo, se han mantenido alejados de Estados Unidos, disuadidos por el dominio de los cárteles mexicanos y el endurecimiento de las medidas policiales en ese país.
El ascenso de las bandas balcánicas a los escalones más altos del comercio mundial de cocaína ha hecho que la policía se esfuerce por seguirles el ritmo.
Las incautaciones de cocaína en Europa occidental y central alcanzaron la cifra récord de 315 toneladas métricas en 2021, según los datos más recientes de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), superando las 250 toneladas métricas confiscadas en Estados Unidos.
La pureza de la cocaína europea no ha dejado de aumentar en la última década, según la ONUDD, que lo considera un indicio de su abundancia.
Los asesinatos relacionados con las drogas rivalizan ahora con el terrorismo como principal amenaza para la seguridad de la Unión Europea, según la Comisaria de Asuntos de Interior del bloque, Ylva Johansson.
El primer ministro sueco, Ulf Kristersson, recurrió el año pasado al Ejército de su país para ayudar a sofocar la violencia de las bandas vinculadas al narcotráfico, que ha incluido atentados con bomba y niños asesinos.
En marzo, las autoridades griegas desmantelaron una banda balcánica presuntamente responsable de más de 60 asesinatos en toda Europa durante la última década. Ese mismo mes, las calles de Bruselas se vieron sacudidas por múltiples tiroteos en los que presuntamente estaba implicada la mafia albanesa.
En América Latina, la presencia de los Balcanes es ahora más fuerte que nunca, según un investigador del grupo de trabajo sobre los Balcanes de la agencia policial europea Europol.
El funcionario afirmó que hay más de 50 grandes células de traficantes de los Balcanes Occidentales trabajando en toda América Latina, con cientos de mafiosos diseminados por la región.
El detective de la policía federal brasileña Alexandre Custodio, que el año pasado dirigió una importante operación contra los contrabandistas balcánicos, afirmó estar "impresionado" por su dominio del comercio transatlántico de cocaína. "Ahora mismo en Latinoamérica son la principal mafia del tráfico marítimo", afirmó.
ESTABLECIDOS EN AMÉRICA LATINA
Las autoridades afirman que la preeminencia de los delincuentes balcánicos en el tráfico mundial de cocaína es fruto de su inversión de dos décadas en personas y conexiones a ambos lados del Atlántico.
Tras la desintegración de Yugoslavia en 1991 y la década de conflictos étnicos que siguió, los delincuentes balcánicos crearon prósperas operaciones de contrabando a partir del caos. Cuando la paz se instaló en la región a principios de la década de 2000, algunos de ellos se dirigieron a Latinoamérica en busca de nuevas oportunidades.
Allí forjaron alianzas con poderosos grupos delictivos, como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Primer Comando Capital de Brasil, para que les ayudaran a obtener y transportar cocaína barata, explicaron funcionarios de la lucha contra el narcotráfico.
Su dominio gradual de la ruta de contrabando transatlántica se vio favorecido por los conocimientos marítimos adquiridos a lo largo de siglos de navegación balcánica.
Miles de hombres de la región trabajan en buques de carga, algunos de los cuales han demostrado ser susceptibles a la corrupción o la coacción, según las autoridades antinarcóticos, informes policiales y documentos judiciales.
Los traficantes de los Balcanes sobornan o amenazan a los marineros balcánicos para que manipulen los contenedores de transporte, escondan cocaína entre sus pertenencias o la transporten a sus buques desde embarcaciones más pequeñas mientras están en alta mar.
De vuelta a tierra, los delincuentes de la diáspora balcánica europea han proporcionado la infraestructura de distribución y venta al por menor para la venta callejera, dando al cártel de los Balcanes una presencia a lo largo de toda la cadena de suministro, según las autoridades.
"Hubo un esfuerzo estratégico concertado desde el principio para enviar a representantes de varios grupos del cártel de los Balcanes a Sudamérica para que se establecieran, echaran raíces, se casaran con lugareños", dijo el exfuncionario de la DEA. "Con el tiempo, muchos de ellos se convirtieron en promiscuos traficantes" de cocaína.
El exagente de la DEA afirmó que la policía de todo el mundo tardó en reconocer la importancia que habían adquirido los actores balcánicos, en parte porque estos traficantes son excelentes saltando de una jurisdicción a otra con documentos falsos.
DOMINIO MARÍTIMO
Una redada épica dejó claro que eran una fuerza a tener en cuenta.
En junio de 2019, las autoridades estadounidenses se incautaron de unas 18 toneladas métricas de cocaína -por valor de más de 1.000 millones de dólares- ocultas a bordo de un carguero llamado MSC Gayane. El buque, con destino a Rotterdam, había atracado en Filadelfia tras un viaje a América Latina.
La incautación, uno de los mayores alijos de cocaína de la historia de Estados Unidos, reveló hasta qué punto los cárteles balcánicos habían penetrado en el sector del transporte marítimo y, más concretamente, en la Mediterranean Shipping Company, propietaria del buque.
Conocida como MSC, la empresa, que tiene su sede en Ginebra, es la mayor naviera del mundo. También es uno de los principales empleadores de marineros balcánicos y tiene un centro de formación de tripulaciones en Montenegro.
Ocho miembros de la tripulación del MSC Gayane -entre ellos cinco montenegrinos y un serbio- fueron finalmente condenados por contrabando de cocaína en una audaz operación nocturna que consistió en introducir la droga en el buque desde lanchas rápidas. Los abogados de los marineros balcánicos condenados no respondieron o no quisieron hacer comentarios.
Goran Gogic, un montenegrino exboxeador de peso pesado que, según los fiscales, era el principal responsable de la logística del cargamento, está actualmente encarcelado en Nueva York a la espera de juicio. Su abogado, Joseph Corozzo, afirmó que Gogic mantiene su inocencia.
MSC dijo a Reuters que el contrabando de cocaína era "un problema de todo el sector que requiere una respuesta de todo el sector". La compañía dijo que reforzó las medidas de seguridad tras el incidente de 2019 con decenas de millones en inversiones anuales, incluyendo tecnología. Todos sus contratistas son investigados a fondo, agregó MSC.
Documentos policiales brasileños no divulgados anteriormente muestran que mafiosos balcánicos habían estado atacando barcos de MSC en Sudamérica durante más de una década antes de la gran redada estadounidense.
NUEVA GENERACIÓN
Dos meses más tarde de la detención de Kostovski, en Brasil, las autoridades atraparon a otro importante traficante del cártel de los Balcanes: Aleksandar Nesic.
Su padre, Goran, había llegado por primera vez a Brasil en 2004 y, según la policía, en pocos años el mayor de los Nesic se convirtió en líder de varias células balcánicas interconectadas en todo Brasil -incluidas las de Kostovski y Perkovic- que enviaban cocaína boliviana a Europa. Según las autoridades, también se dedicó a enseñar el oficio a su hijo Aleksandar.
Goran Nesic, el principal objetivo de la Operación Niva, fue condenado por tráfico de drogas en 2013 a 15 años de prisión en el estado de São Paulo. Fue extraditado a Serbia en 2018 para cumplir una condena pendiente de ocho años, pero ahora está en libertad. A través de su abogado, Ortelio Viera Marrero, Goran Nesic no quiso hacer comentarios.
Aleksandar tomó las riendas, dice la policía brasileña, y se dispuso a poner su propia marca en el negocio familiar.
Había crecido en Guarujá, cerca del puerto de Santos, uno de los principales puntos de embarque de la cocaína que sale de Sudamérica, según las autoridades.
Mientras su padre sobornaba a marineros balcánicos para transportar su producto a Europa en buques de carga, según la policía, el joven Nesic recurrió a embarcaciones más pequeñas para eludir los procedimientos de control cada vez más estrictos de los puertos brasileños y europeos.
Al parecer, Nesic compró barcos de pesca baratos que reequipó con depósitos de combustible adicionales, rellenó de cocaína y dotó de tripulación balcánica o brasileña para realizar la travesía del Atlántico.
El 1 de abril de 2022, la Marina estadounidense interceptó el Alcatraz I cerca de Cabo Verde, incautándose de casi 5,5 toneladas métricas de cocaína. Fue una de las mayores incautaciones de cocaína del mundo ese año.
Unos meses más tarde, el 16 de agosto de 2022, la marina brasileña apresó el Dom Isaac XII frente a las costas del noreste del estado de Ceará, encontrando 1,2 toneladas métricas de cocaína a bordo.
"Aleksandar Nesic era el principal financiador (o comprador) de los cargamentos de cocaína incautados en las embarcaciones Alcatraz I y Dom Isaac XII", escribió la policía federal de Brasil en un informe de 2023 sobre la operación, al que Reuters accedió en exclusiva.
Nesic fue detenido en su domicilio de Guarujá el 5 de octubre de 2023 y está encarcelado a la espera de juicio. Ahora, con 31 años, se negó a hablar con un periodista de Reuters. Su abogado, Marrero, que representa tanto al padre como al hijo, dijo que Aleksandar era inocente.
A pesar de algunos desmantelamientos de grandes traficantes balcánicos, estos siguen inundando Europa de cocaína gracias a sus tácticas en constante evolución, según las autoridades.
Custodio, el detective brasileño que dirigió la investigación sobre Aleksandar Nesic, dijo que las bandas balcánicas solían crear empresas ficticias para facilitar el movimiento de sus drogas, pero que ahora están adquiriendo exportadores legítimos.
Un funcionario estadounidense de la lucha contra el narcotráfico que ha trabajado con Custodio afirmó que los gánsteres balcánicos "son la mayor locomotora que impulsa" el floreciente comercio de cocaína en Europa. "Han perfeccionado su metodología, y funciona", afirmó.
(Reporte de Gabriel Stargardter en Río de Janeiro; Contribución de Aleksandar Vasovic en Belgrado y David Latona en Madrid. Editado en español por Javier López de Lérida)